ORIENTACIÓN SOCIAL
El tema que se
presenta, aborda en sentido general una problemática no resuelta totalmente por
las Ciencias Pedagógicas en el siglo XX y en los años transcurridos del XXI,
por lo que continúa siendo un reto más para cualquier especialista, que se
proponga efectuar sus consideraciones al respecto. La meta es ambiciosa, y el
desafío resulta complejo, si se tiene presente que estamos hablando de la
polémica existente alrededor de la orientación de la personalidad. Los aspectos
que se abordan, así como las consideraciones que se hacen, tienen como
propósito, motivar y despertar el interés del personal docente en particular, a
los efectos de que puedan ampliar sus conocimientos, profundizar, indagar y
reflexionar acerca de una temática trascendental en la labor educacional.
Palabras
claves: Orientación, personalidad, adolescente, proceso
pedagógico.
Abstract
The topic presented, discussed in a general sense a
problem not fully resolved by the Educational Science in the twentieth century
and the years of the century, so it remains a challenge for any specialist who
intends to carry out its considerations regard. The goal is ambitious, and the
challenge is complex, if we consider that we are talking about the existing
controversy about the personality orientation. The issues addressed and the
considerations that are made, are intended to motivate and arouse the interest
of teachers in particular, to the effect that they can expand their knowledge,
further investigate and reflect on a momentous topic educational work.
Key
words: Orientation, personality, adolescent, educational
process.
Introducción
La
orientación de la personalidad, un desafío para los educadores
El concepto Educación va siempre unido a la idea del
desarrollo y optimización del ser humano. Si hubiera que concretar esta idea se
diría que ¨educación es toda actividad valiosa e intencional que provoca una
modificación en los conocimientos, hábitos y actitudes del sujeto o sea, una
mejora en su comportamiento¨.
Por consiguiente, si se logra conciliar intereses
comunes e individuales, si de toda la ciencia que se hace, se alcanza que el
adolescente busque el significado social positivo y lo pueda aplicar en ese
mismo sentido a la práctica social, solo entonces se podrá afirmar que la
educación esta encaminada a formar valores o a preservar los ya existentes.
La Política Educacional cubana tiene entre sus objetivos
formar las futuras generaciones en una concepción científica del mundo,
fundamentada en el materialismo dialéctico e histórico. La finalidad esencial
de la educación es la formación de convicciones personales y hábitos de
conducta, y el logro de personalidades integralmente desarrolladas que piensen
y actúen creadoramente, aptas para construir la nueva sociedad.
La sociedad actual plantea a la Secundaria Básica la
necesidad de formar un adolescente integral, sobre la base de una cultura
general que no solo aplique en la práctica los conocimientos asimilados sino
que sepa solucionar problemas, actúe creadoramente y posea los más elevados
valores humanos.
La escuela tiene una alta responsabilidad en la
formación de los adolescentes, cuestión esencial para la adquisición de un
comportamiento ético basado en fundamentos de carácter moral que reciban
valoraciones positivas hacia la conducta individualizada desde un
reconocimiento social.
El trabajo en la escuela se rige por el proceso
pedagógico, el cual está dirigido a influir en la educación de la personalidad
de cada adolescente que favorezca el desarrollo del pensamiento creador y
respondan a los intereses y necesidades que la sociedad cubana les impone. A
todas luces se convierte la escuela en una de las instituciones que mayor peso
deberá tener en cualquier transformación de la sociedad.
La orientación en la formación de la psiquis humana
desempeña un papel fundamental, según la teoría psicológica marxista, y si bien
no es propiamente un proceso cognoscitivo , ha sido aplicado de forma
específica a la actividad cognoscitiva del hombre, desprendiéndose valiosas
recomendaciones para la dirección pedagógica de dicha actividad.
En la revisión bibliográfica sobre el término
orientación muestra la diversidad de posiciones en torno a ella; son numerosos
los autores que han emitido sus criterios al respecto, entre los cuales se
encuentran: Tiederman y Field (1962), Mollen Haver (1965), L. Bozhovich (1976),
J. Krumboltz y C. Thorensen (1981), F. González Rey (1982), C. Rogers (1984),
R. Espinar (1986), J. Ibáñez (1989), M. Calviño (2000), C.Suárez (2002), I. M.
Paz (2005), fundamentalmente en el campo de la Psicología.
Las investigaciones más citadas en el ámbito
educacional han sido realizadas por: B. Collazo (1992), L. A. Lemus (1992), J.
L. del Pino (1998), J. M. Cubela (1999), S. Recarey (2002), R. Bermúdez y L.
Pérez (2007) en todos se realizan análisis profundos de su importancia, y
aunque con sus diferencias conceptuales, todos los autores antes mencionados
revelan como aspectos importantes de la orientación:
• Su carácter preventivo.
• En toda orientación encontramos relación de ayuda
(ayuda al sujeto a la toma de decisión, a reconceptualizar sus metas, a tomar
el sentido de su vida).
• Implica desarrollo de las potencialidades,
desarrollo de la personalidad.
• Requiere poner al sujeto en el centro del proceso
orientador.
El hombre es un ser social, su pleno desarrollo
depende del contacto y vínculos mantenidos con los otros individuos; todo
proceso de socialización y configuración de la personalidad se encuentra
íntimamente subordinada a la mediación, es decir, del contacto con los otros
significativos.
El adolescente requiere de orientación para afrontar
situaciones que se presentan a diario. Esta necesidad está presente en todas
las etapas de formación de la personalidad y constituye un requerimiento
imprescindible para su desarrollo. En la educación cubana este criterio
adquiere un gran valor, que tiende no sólo al desarrollo como tal de la
personalidad, sino para que este sea armónico, integral y consciente.
Esta razón impone a la escuela dar solución a esta
problemática, específicamente en el contexto de la Secundaria Básica, desde el
punto de vista educativo, sobre todo en estos tiempos en que los desafíos del
nuevo siglo y el contexto social, hacen la vida más compleja.
Sobradas son las razones que imponen la obligación de
una aproximación a los elementos relativos al proceso de formación de la
orientación social de la personalidad del adolescente de la Educación
Secundaria Básica, que favorezca una inserción satisfactoria en el sistema de
relaciones sociales, y a su vez se caracterice por modos de pensar, sentir y
actuar, congruentes con el proyecto social cubano.
Este tiene una gran importancia porque se lograría un
adolescente mejor preparado para colaborar activamente en la consecución de
metas sociales compatibles con el proyecto social cubano.
El tema es de actualidad, por cuanto es imposible
construir un proyecto de desarrollo social, sin desentrañar la función y
contenido de las necesidades, motivos, intereses y valores, como algunos de los
reguladores subjetivos que movilizan y orientan al sujeto social de este
proyecto, sea individual o colectivo.
El proceso de formación de la orientación social de la
personalidad del adolescente de la Educación Secundaria Básica constituye una
necesidad que implica un reto para la escuela como institución encargada de
dirigir la formación ciudadana. El mismo ha cobrado trascendencia y vigencia en
las condiciones convulsas del mundo contemporáneo.
A pesar de todo el trabajo emprendido en las últimas
décadas todavía el proceso de orientación presenta deficiencias que afectan
tanto las necesidades individuales como las sociales, destacándose entre otras
las siguientes:
• Poco trabajo de la escuela para con la familia, la
comunidad y las organizaciones estudiantiles y juveniles en materia de
orientación.
• Insuficiencias en el trabajo de orientación desde la
clase.
• Tendencia a realizar el trabajo de manera aislada,
concentrada en la parte extradocente.
• Insuficiencias en el desarrollo de habilidades del
profesor para realizar su función de orientación y promover el trabajo dentro
del claustrillo.
• Carencia de estrategias concretas que garanticen que
el educando tenga una inserción satisfactoria en las relaciones sociales.
• Divergencias entre el desarrollo
teórico-metodológico que han alcanzado las ciencias de la educación en esta
temática y las exigencias sociales.
Desarrollo
La
orientación de la personalidad. Un Acercamiento necesario.
Desde el surgimiento de la Orientación, diversos
autores se han encontrado con la dificultad para definirla en función de sus
objetivos y campos de acción. Son muchas las definiciones surgidas, a lo largo
del siglo XX que abarcan una amplia gama de perspectivas a las cuales no ha
estado ligada siempre la educación y, por ende la función docente.
La Orientación en la actualidad no puede analizarse
sin recurrir a su evolución histórica que de ninguna manera ha sido lineal, en
tanto que ha estado atravesada por las condiciones sociales, por las
especificidades de los países y por el desarrollo científico técnico alcanzado
por la humanidad.
Los antecedentes históricos sobre la orientación
constituyen una de las principales razones para quienes se interesaban por ella
y ponen de manifiesto la significación parcializada, sesgada y limitada a una
área de atención del sujeto que le atribuyeron al principio. De hecho, los
primeros enfoques consideraban a la orientación como un hecho puntual enfocado
a la orientación profesional.
La Orientación surge como un movimiento en los inicios
del siglo XX en los Estados Unidos teniendo como punto de partida los trabajos
de F. Parsons, B. Davis y E.L. Nelly.
En sus albores la Orientación estuvo muy signada por
lo vocacional, tan es así que sus límites no estaban muy esclarecedores,
comenzando en los años 20 del siglo XX un proceso de tránsito hacia el modelo
clínico. Posteriormente, bajo la influencia del Modelo de Rasgos y Factores, el
movimiento de Orientación Vocacional centró la intervención en los llamados
“casos problemas” y en el fracaso escolar, haciéndose más clínica o
individualizada la orientación.
En la década del 30 del propio siglo surge el “counseling”
o consejo, término que se utilizó para definir el proceso psicopedagógico
encaminado a ayudar al sujeto en la comprensión adecuada de la información
vocacional en relación con sus propias aptitudes, intereses y expectativas.
Este hecho, junto al desarrollo del movimiento por la higiene mental, condujo a
una etapa de confusión entre la intervención médico – psiquiátrica y la
psicológica – terapéutica y entre esta y la de orientación académico
vocacional.
En este proceso evolutivo, el objetivo de que la
orientación fuera más allá del marco vocacional y se adentrara en el proceso
educativo, no cobró fuerza hasta el año 1932 con los trabajos de R. Brewer, el
cual identificó la orientación con la educación. Sin embargo, la solución no
era esta, pues de hecho son dos procesos diferentes, aunque con objetivos
similares.
Por su parte, C. Rogers en 1942 aportó un nuevo
enfoque del “counseling”, basándolo en premisas humanistas, es decir, en la
orientación no directiva o terapia centrada en el cliente, hecho que alejó la
intervención del ámbito psicológico y lo acercó más al educativo lo cual dio
origen a la polémica orientación – consejo.
Paulatinamente se fue insertando la orientación en las
escuelas. H. Mathewson en 1955 comenzó a determinar los puntos esenciales de la
Orientación Educativa.
El modelo de “counseling” con funciones diagnóstica y
terapéutica, evolucionó posteriormente a otro de carácter más educativo, con
los trabajos de R. R. Carkhuff en 1969, donde se sentaron las bases de la
Orientación como ”profesión de ayuda”.
J. S. Zaccaria y S. B. Bopp en 1981 concluyeron el
trabajo iniciado por H. Mathewson, determinando que los puntos esenciales de la
Orientación Educativa como tal son:
v Educar es mucho más que instruir.
v Los profesores son los agentes naturales de la Orientación y el
currículo es la vía natural mediante la cual se logran los objetivos y metas
orientadoras.
v El proceso de orientación se debe llevar a cabo en todas las
etapas educativas, en cada una de las clases o actividades desarrolladas y a lo
largo de todo el horario escolar.
Al revisar la literatura especializada, los autores
asumen diferentes posiciones en cuanto a las definiciones, por citar algunos
ejemplos; Paul Jacobson considera a la orientación como un servicio destinado a
la ayuda de alumnos o estudiantes entre variadas alternativas y que puedan
reconocer sus limitaciones habilidades con la finalidad de adaptarse a las
condiciones de vida.
En el caso de Lathan Hatcher; la orientación es un
proceso para descubrir y desarrollar potencialidades con sus propios esfuerzos
y en función de una utilidad social; en otra dimensión, C.C Ross, la asume como
propósito de asistencia al educando para que adquiera suficiente conocimiento
de sí mismo y de su medio ambiente, con la intención de aprovechar las
oportunidades educacionales ofrecidas por la escuela y la comunidad.
Basilia Collazo investigadora en la línea temática
orientación en la actividad pedagógica la considera, como el esfuerzo que
realizan las instituciones educativas para asistir al alumno de manera especial
en la comprensión de su medio y de sí mismo, que persigue como finalidad la
utilización inteligente de las oportunidades educacionales, así como del
progreso ofrecido por la escuela, la comunidad y la sociedad.
En cada una de las definiciones se encuentran aspectos
que resultan esenciales para la comprensión de la Orientación: la consideración
de su carácter multifactorial y continuo mediante la utilización de un aparato
teórico y metodológico.
Se entiende que la orientación debe ser un proceso
continuo, dinámico que incluya actividades de estimulación, capacitación,
movilización, compromiso y responsabilidad para que el orientado o los
orientados desarrollen sus puntos de vistas, asuman decisiones y aporten
significativamente a la sociedad.
En la actualidad ya no se discute la evidente relación
entre educación y orientación, dado entre otros aspectos por la comunidad de
objetivos y por la necesidad de promover el desarrollo humano en su totalidad,
incluso, se potencia la orientación, porque se está viviendo en un mundo
globalizado, donde el ser humano se debe enfrentar a múltiples y diversas
situaciones.
En el caso de Cuba, el trabajo orientacional debe
desarrollarlo el maestro o profesor desde el cumplimiento de su rol profesional
y muy específicamente desde la función orientadora(S. Recarey, 2002) No existe
un orientador educativo en cada centro escolar, sino que a nivel municipal
existen instituciones que prestan este servicio, como el Centro de Diagnóstico
y Orientación (C.D.O.) y el Consejo de Atención a Menores (C.A.M.), así como
especialistas tales como psicólogos y psicoterapeutas que laboran en las
diferentes policlínicas a las que asiste la población bajo su atención.
Recientemente se han incorporado a estas labores los trabajadores sociales.
Para poder cumplir con la función orientadora el
profesional de la educación necesita que se le prepare para ello
científicamente mediante la ejecución de acciones de orientación y para
establecer las relaciones pertinentes con las funciones docente-metodológica e
investigativa.
El hecho de que el docente desarrolle acciones de
orientación es una cuestión aún en discusión, pero lo que sí está muy claro es
que la persona que las realice tiene que estar preparada científicamente. Al
respecto M. A. Calviño Valdés – Fauly (2000) señaló:
“ ... el carácter profesional de las relaciones de
ayuda supone también que se trata de una actividad sujeta a un adiestramiento y
preparación especial, y por tanto solo deben realizarla los que posean dicho
adiestramiento ... lo que no puede dejar de ser punto de partida es la
consideración ... de la exigencia a un sistema de conocimientos y habilidades
científicamente sustentados que se adquieren, preferentemente en actividades
especiales de formación”.
Todo esto conduce a que resulta urgente que los
maestros y profesores se preparen, se capaciten para el desempeño de la función
orientadora, siendo este un objetivo esencial, pues se les forma para un
desempeño profesional específico.
Si bien en Cuba varias investigaciones en el área de
la Orientación, han arrojado resultados considerados altamente satisfactorios
en lo relacionado a la misma, se decidió asumir como referentes teóricos
aquellos elementos que facilitaran una comprensión operativa o funcional del
problema científico en un objeto determinado, de modo que, pudiese enfocarse la
solución hacia varias aristas de un fenómeno tan complejo como este, así se
consideró trabajar en cuatro planos fundamentales, filosófico, sociológico,
psicológico y pedagógico, sin dejar de reconocer su condicionamiento histórico
y epistémico.
En el plano filosófico compartimos la opinión de que
no existe investigación verdaderamente científica sin tener como base la teoría
marxista-leninista.
Desde un enfoque sociológico, el trabajo de
Orientación es clave. La intención y el objetivo de la sociedad es la formación
de las nuevas generaciones, en lo instructivo, la capacitación
científica-laboral y cultural, los valores, las convicciones éticas
socialistas, para desarrollar un hombre pleno, capaz de autodeterminarse y
poder continuar la obra de la Revolución (C. M. Álvarez de Zayas, 1998)
coincidimos porque para lograr eso es necesariamente importante la integración
de la escuela, la familia, la comunidad y los demás factores educativos, lo que
en cierta manera revela la primera ley de la didáctica “La relación de la
escuela con la vida, con el medio social”, señalada por este autor.
La significación social está dada en que debe
garantizarse la transmisión a las nuevas generaciones de toda la experiencia
histórico-social, incluyendo las reflexiones pertinentes en varias aristas:
cultural, profesional, ética, patriótica, estética, politécnica laboral,
ideopolítica, profesional, sexual, con una connotación sistemática entre todas
las influencias educativas (escuela, familia, organizaciones estudiantiles y
juveniles), así como las exigencias sociales, siendo de insoslayable valor para
el proceso de orientación profesional, centrarlo en el educando y hacerlo
paralelo en los contextos de actuación significativa, lo que por demás se
contribuiría al desarrollo de la personalidad en formación y desarrollo.
Las concepciones de L. S. Vigotsky rompieron con las
conceptualizaciones tradicionales sobre el diagnóstico, con la aparición ya de
su denominada ZONA DE DESARROLLO PRÓXIMO, es decir, la capacidad del niño para
asimilar los niveles de ayuda y su posibilidad real de independendizarse,
realizando acciones por sí solo a partir de la experiencia anterior y el
desarrollo de sus conocimientos, hábitos y habilidades que adquieren también a
partir de la interrelación colaborativa con sus coetáneos, facilitando la labor
de motivación y Orientación.
Desde el punto de vista teórico –metodológico, estas
concepciones marcaron una etapa cualitativamente superior en el desarrollo del
devenir psicopedagógico para el área de la orientación, enriquecida por otros
autores que asumieron estos presupuestos Ej. Kuzmina, A. V Petrovsky, T. Mujina
etc. Estos elementos teóricos con los que se coinciden, facilitan la
comprensión del proceso de Orientación, pues humanizan el proceso entre los
sujetos.
Conclusiones
La personalidad es una entidad abierta, en permanente
intercambio con el medio exterior. La unidad de los procesos cognitivos y
afectivos condicionan la formación de los sentidos psicológicos que constituyen
la célula básica y funcional de la personalidad. Esto significa que la
personalidad esta formada por la unión de los procesos cognitivos y afectivos.
La trilogía escuela-familia-comunidad debe actuar
congruentemente en el trabajo educativo que se inicia en la escuela, se
concreta en la familia y se plasma en la comunidad, por lo que la influencia de
la escuela junto a la familia y a la comunidad debe dirigirse a que todo
adolescente se plantee a sí mismo esta interrogante: ¿Qué es lo más útil para
la sociedad en que vivo? Por eso resulta importante que cualquier investigación
sobre la orientación, responda a esta interrogante de manera que tenga presente
las influencias que en tal sentido puede ejercer la escuela, la familia y la comunidad.
La orientación social de la personalidad es aún
insuficiente en el contexto de la Secundaria Básica, donde se muestran aspectos
positivos y negativos, así como condiciones y factores externos que no pueden
ser obviados para la elaboración de cualquier proyecto en este sentido.
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