viernes, 6 de mayo de 2011

ESTUDIANTES DEL TERCER CICLO (TERCER INGRESO) EVALUACIÓN DEL APRENDIZAJE. COMPETENCIAS EDUCATIVAS

LES ENVÍO EL TEXTO RELACIONADO CON LAS COMPETENCIAS EDUCATIVAS. A PARTIR DEL LUNES 9 DE MAYO, ESTARÉ ENVIÁNDOLES UN LISTADO DE PREGUNTAS QUE USTED CONTESTARÁ CON BASE EN EL TEXTO Y ENTREGARÁ EL DÍA SÁBADO 14 DE MAYO. POR FAVOR ESTÉ PENDIENTE.

COMPETENCIAS BÁSICAS PARA LA VIDA
Una conceptualización
La cuestión de educar en Competencias Básicas para la Vida remite a delimitar la cultura básica común que precisarán los ciudadanos en este nuevo siglo; es decir, aquellas competencias clave o básicas que todo estudiante deberá dominar al término de la escolaridad obligatoria, de modo que le permita proseguir los estudios, recibir una formación profesional e integrarse socialmente sin riesgo de exclusión. Se replantea, de este modo, el currículum de la escolaridad obligatoria en la perspectiva de adquirir aquellas competencias necesarias para la vida, dentro de un aprendizaje a lo largo de la vida. De este modo, se pretende orientar la enseñanza al desarrollo de habilidades complejas, que posibiliten la adaptación posterior a un entorno variable y a aprender a adquirir nuevos conocimientos. El trabajo sobre “Competencias Básicas para la Vida”, que ha realizado el Ministerio de Educación de Guatemala, con el apoyo de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), a través del Programa Estándares e Investigación Educativa, que incluye la participación de diferentes sectores del gobierno, la sociedad civil y el sector productivo se inscribe en este interés común, tanto a nivel nacional como internacional.
A través de los diferentes procesos de investigación, consulta y discusión realizados se ha constatado, en primer lugar, que el concepto de “competencias” es ambiguo y polisémico, dentro de un campo (“capacidad”, “habilidad”, “aptitud”, “destreza”) cuyas fronteras son difusas. Bajo una apariencia de consenso pedagógicamente correcto, aparecen perspectivas y enfoques muy distintos. No obstante, como señala Weiner (2004) en un buen trabajo sobre el tema, el concepto de competencia hace referencia a los prerrequisitos necesarios accesibles a un individuo o un grupo para responder satisfactoriamente a exigencias complejas. Estas exigencias definen la estructura de las competencias. En segundo lugar, como sistemas de acción complejos, las competencias comprenden no sólo componentes cognitivos, sino también estrategias y destrezas necesarias para aplicar el conocimiento y las habilidades, así como emociones y actitudes adecuadas. Competencias son, de acuerdo con su perspectiva, capacidades y aptitudes cognitivas que dispone un individuo o que puede adquirir para resolver problemas dados, así como disposiciones motivacionales y actitudinales que se emplean para resolver con éxito determinados problemas en situaciones variables.
Parte del concepto de competencia del Currículum Nacional Base (CNB) de Guatemala, que define la competencia como “la capacidad o disposición que ha desarrollado una persona para afrontar y dar solución a problemas de la vida cotidiana y a generar nuevos conocimientos”. Se señala que se fundamenta en la interacción de tres elementos contribuyentes: el individuo, el área de conocimiento y el contexto; por lo que “ser competente, más que poseer un conocimiento, es saber utilizarlo de manera adecuada y flexible en nuevas situaciones”.

Una competencia es, pues, una aptitud para actuar de manera pertinente frente a una situación compleja, movilizando los recursos necesarios para resolverla de modo adecuado. Como un saber hacer, integra diversos elementos (conocimientos, actitudes y habilidades), que permiten resolver satisfactoriamente tareas complejas. De este modo, ser competente es, por un lado, disponer de los conocimientos necesarios pero, por otro, de la capacidad de movilizarlos con buen criterio, en la situación oportuna y a su debido tiempo, como para dar una respuesta adecuada ante un problema complejo. Como subraya el CNB, las competencias van más allá de los conocimientos en sí, requiriendo determinados procesos mentales (relacionar, asociar, inferir, tomar decisiones, etc.) para encontrar soluciones a situaciones problemáticas. Normalmente, una competencia pone en relación un conjunto de conocimientos y de saber-hacer, para resolver un conjunto similar (o “familia”) de situaciones-problema, con un cierto grado de maestría o destreza.
Al tiempo, la definición del CNB destaca que las competencias contribuyen a resolver problemas “de la vida cotidiana”. Esto es relevante, por coincidir con una dimensión que, igualmente, subraya el enfoque de competencias básicas para la vida. En ambos casos se entiende que los conocimientos deben responder a necesidades de problemas de la vida, por lo que los conocimientos aprendidos deben vincularse con situaciones de la vida, dado que lo que importa es qué son los alumnos y las alumnas capaces de hacer con lo que han aprendido. Por eso, las enseñanzas escolares deben proponer a los y las estudiantes unos aprendizajes significativos y funcionales; e integrar los conocimientos disciplinares y reenfocarlos en función de su utilización y valor para la vida.
Ser competente exige conocimientos como requisito previo, pero no basta disponer de ellos si, al tiempo, no se ha aprendido a transferirlos y a movilizarlos mediante las tareas didácticas y situaciones apropiadas. De este modo, si faltan los recursos a movilizar no hay competencia; pero si los recursos están presentes y no se sabe movilizarlos de modo adecuado, entonces, en la práctica, tampoco hay competencia. Saber movilizar los recursos (cognitivos, procedimientos o actitudes) supone contar con los procesos cognitivos y procedimientos o capacidades estratégicas para saber actuar en una situación compleja. Las competencias, pues, no sustituyen a los contenidos o conocimientos, pero admiten la capacidad de servirse de ellos para resolver un conjunto de tareas.
En suma, alguien es competente cuando ante situaciones que suponen resolver un cierto tipo de problemas o en las que hay que efectuar determinadas tareas complejas, es capaz de movilizar eficazmente los recursos pertinentes (propios o sabe buscar los ajenos) para resolverlas adecuadamente. Una competencia, como señala Xavier Roegiers, Director de BIEF (Bureau d'Ingénierie en Education et en Formation), no es otra cosa que poder resolver una situación compleja movilizando (es decir, seleccionar y utilizar) un conjunto de recursos. Por tanto, la competencia tiene una doble dimensión: a) posesión de un conjunto de recursos o capacidades (cognitivos, de procedimientos y de actitudes), y b) capacidad para movilizarlos en una situación de acción. Según la fórmula del grupo BIEF:
Competencia: {capacidades X contenidos} X familias de situaciones problema.
La competencia es, entonces, un conjunto de capacidades, ejercidas sobre determinados contenidos, en una categoría, clase o familia de situaciones para resolver los problemas que se presentan. Por otra parte, subrayan que un enfoque por competencias supone una integración de contenidos, actividades y situaciones en las cuales se ejercen esas actividades. Por eso, adoptar un enfoque de competencias requiere un trabajo más interdisciplinar o colegiado (una misma competencia se adquiere por el trabajo conjunto de varias áreas curriculares). Esto es bastante relevante en Educación Secundaria y especialmente en el ciclo diversificado, donde la división en distintas áreas curriculares impide convertir las competencias en núcleos integradores de los programas y experiencia escolar.
Un modelo holístico de competencia
La Investigación Internacional sobre Competencias Básicas para la Vida realizada por USAID Guatemala en el 2008 hace una exhaustiva investigación sobre el tema, incluyendo la labor realizada por instituciones nacionales e internacionales que incluyen: INTECAP, UNESCO, Banco
El Proyecto DeSeCo (Definición y Selección de Competencias clave), auspiciado por la OCDE, se puede considerar la conceptualización más potente sobre las competencias, constituyendo una buena base para establecer un enfoque coherente sobre el tema. DeSeCo aboga por un modelo holístico de competencia (Rychen y Salganik, 2006: 73-90), que integra y relaciona las demandas, los prerrequisitos cognitivos y no cognitivos y el contexto, en un complejo sistema de acción. Como constructo social, DeSeCo apuesta por una conceptualización que sea científicamente plausible y pragmáticamente relevante. Una competencia se define como “la habilidad para satisfacer con éxito exigencias complejas en un contexto determinado, mediante la movilización de prerrequisitos psicosociales que incluyen aspectos tanto cognitivos como no cognitivos” (p. 74). No hace referencia sólo a los conocimientos o al saber hacer, puesto que implica también la capacidad para responder a demandas complejas y a poder movilizar recursos psicosociales en una situación. Tanto la capacidad como la acción efectiva implican la movilización de conocimiento, habilidades cognitivas y prácticas, así como componentes sociales y de comportamiento no cognitivos, tales como actitudes, emociones, valores y motivaciones.
Una noción holística de competencia no es, pues, reducible a su dimensión cognitiva y, en este sentido, los términos de “competencia” y “aptitudes” o habilidades (como lectura, escritura, etc.) no son utilizados como sinónimos. Mientras el segundo designa la capacidad de efectuar con facilidad y precisión determinadas operaciones cognitivas o motoras y adaptarse a circunstancias cambiantes, “competencia” designa un sistema de acción complejo que engloba habilidades intelectuales, actitudes y otros elementos no cognitivos. Los individuos precisan actuar reflexivamente para movilizar las destrezas metacognitivas y procesos mentales necesarios en la resolución de tareas.
Defiende un enfoque funcional de las competencias, focalizado en los resultados que el individuo consigue mediante una acción, elección o modo de comportamiento con respecto a las demandas relativas a un ejercicio profesional particular, un rol social o un proyecto personal. Pero además, una competencia tiene una estructura interna en el sentido de habilidades, disposiciones o recursos implicados para responder a la demanda. A la vez, dado que las competencias no operan en un vacío social, son dependientes contextualmente, se ponen en práctica siempre de modo situado.
Según el Proyecto DeSeCo, para que una competencia sea “clave” debe reunir tres criterios: a) sus resultados son altamente valorados a nivel individual y social; b) son instrumentalmente relevantes para encontrar respuestas a demandas complejas y cambios en un amplio abanico de contextos y ámbitos relevantes; y c) son necesarias e importantes para todos los individuos. Por tanto, no sólo para el mundo profesional, sino para llevar bien una vida personal y social, así como para el buen funcionamiento de la sociedad. En esa medida, se pueden conceptualizar como competencias de la ciudadanía: responden a demandas de la vida moderna y se conceptualizan como contribuciones para un bienestar personal y social, expresadas por valores universales tales como respeto de derechos humanos, ambientales, desarrollo social y procesos democráticos.
En conjunto, tras los análisis en los diversos ámbitos sociales, se concluye que las competencias clave o básicas han de ser importantes para todos los individuos, por requerirse para una variedad de contextos. A partir de los diversos estudios multidisciplinares recogidos, se estipula que las competencias clave: a) se estructuran para el cumplimiento de tareas altamente complejas, y están compuestas por componentes cognitivos y motivacionales, éticos y sociales; b) son transversales a las distintas tareas y campos sociales de participación; c) suponen una reflexividad y complejidad mental para enfrentarse a las demandas de la vida actual; y d) están compuestas de múltiples dimensiones (saber hacer, habilidades analíticas, críticas y comunicativas). Estos criterios han servido de fundamento para la investigación y definición de competencias básicas en Guatemala.
En la tarea de hacer una propuesta de categorización de competencias clave, el Proyecto DeSeCo entiende que, por un lado, los individuos necesitan un amplio rango de competencias para enfrentar los desafíos del mundo actual; pero, por otro, “producir listas muy largas de todo lo que pueden necesitar hacer en diversos contextos en determinado momento de sus vidas sería de un valor práctico muy limitado” (OCDE, 2005: 4). Desde una concepción holística, no dirigida a las demandas del mundo laboral sino a las competencias que las personas necesitan para llevar adelante una vida plena y para un buen funcionamiento social, han propuesto, como base conceptual, tres grandes categorías (interactuar en grupos socialmente heterogéneos, actuar con autonomía, y emplear herramientas interactivamente), subdivididas cada una en tres, formando nueve competencias clave.
Las competencias básicas para la vida
¿Qué competencias y habilidades son relevantes para que un individuo pueda llevar una vida exitosa y responsable y que la sociedad logre enfrentar los retos del presente y del futuro? ¿Cuáles son las bases normativas, teóricas y conceptuales para definir y elegir un conjunto limitado de competencias clave? (Rychen y Salganik, 2004: 22-23).
El concepto de competencias básicas o clave, por una parte, se refiere a aquello que debe estar al alcance de todos los alumnos al final de la enseñanza obligatoria y, además, a competencias que son valiosas para toda la población, independientemente de su condición social o cultural, aún cuando en cada situación requieran una adecuación. Son clave o básicas por su carácter de aprendizajes imprescindibles para la realización personal, el ejercicio de la ciudadanía activa y el bienestar social y económico. Por todo lo anterior, deben ser comunes a muchos ámbitos de la vida y se pueden seguir desarrollando a lo largo de la vida. Por su carácter de básicas o fundamentales, al término de la educación secundaria deberían ser adquiridas en el nivel de dominio previamente fijado y consensuado.
En este contexto, se ha constituido en el centro del debate curricular en muchos países cuál es la cultura común necesaria, el bagaje indispensable y los aprendizajes básicos o fundamentales que todo estudiante debiera poder adquirir para su realización personal, ser un ciudadano activo y consciente y para el buen funcionamiento de la sociedad. En este marco se ha trabajado en la definición de cuales competencias son fundamentales para el contexto guatemalteco, tomando en cuenta las características propias del país, las políticas culturales y económicas, la diversidad cultural y lingüística, entre otros.
Se han revisado y discutido diversos documentos y propuestas sobre las competencias básicas (DeSeCo, Marco Europeo de Competencias Clave, Propuesta del currículo español sobre competencias básicas, adaptación del Tuning a la escolaridad obligatoria, Banco Mundial, UNESCO y Comunidad centroamericana de práctica en desarrollo curricular, Marco Europeo de Cualificaciones, Propuesta NCCA de Irlanda, Intecap, los hallazgos de la Investigación nacional, consultas y propuestas institucionales). Cada una aporta dimensiones importantes a tener en cuenta en la propuesta guatemalteca de competencias básicas para la vida. En particular, ha resultado relevante el enfoque del Marco de Referencia Europeo sobre Competencias Clave que las entiende como:
“aquellas competencias que debe haber desarrollado un joven o una joven al finalizar la enseñanza obligatoria para poder lograr su realización personal, ejercer la ciudadanía activa, incorporarse a la vida adulta de manera satisfactoria y ser capaz de desarrollar un aprendizaje permanente a lo largo de la vida”.
Tras un análisis de los documentos de política educativa y de los fundamentos del currículo nacional de Guatemala, se concluye que el enfoque de “Competencias básicas para la vida” es coherente con las Competencias Marco, los Ejes de la Reforma Educativa y los Ejes del Currículo establecidos en el CNB de Guatemala. En relación con ellas, proporciona un marco comprensivo y coherente en el que se inscriben cada competencia y eje curricular. En esa medida, las integran o subsumen.
Para la presente propuesta se ha buscado definir cuales son las competencias básicas para la vida que les permitan a todos los egresados del ciclo diversificado de Guatemala estar preparados para enfrentar de manera efectiva los desafíos relevantes de la vida y contribuir a alcanzar el bienestar personal, social y económico. Sin embargo, hay que tener presente que las competencias básicas para la vida, son un continuo. Éstas empiezan a desarrollarse aún antes de que los niños y niñas ingresen al sistema de educación formal y continúan desarrollándose a lo largo de toda la vida. Podría decirse que van más allá o exceden a las competencias académicas, aún cuando se tengan que trabajar a partir de ellas.
En el ámbito educativo, desde la Declaración de la Conferencia de de Educación para Todos de 1990, se habla de la “satisfacción de las necesidades básicas de aprendizaje”, entendiendo que abarcan:
“tanto las herramientas esenciales para el aprendizaje (como la lectura y la escritura, la expresión oral, el cálculo, la solución de problemas) como los contenidos básicos del aprendizaje (conocimientos teóricos y prácticos, valores y actitudes) necesarios para que los seres humanos puedan sobrevivir, desarrollar plenamente sus capacidades, vivir y trabajar con dignidad, participar plenamente en el desarrollo, mejorar la calidad de su vida, tomar decisiones fundamentadas y continuar aprendiendo. La amplitud de las necesidades básicas de aprendizaje y la manera de satisfacerlas varían según cada país y cada cultura y cambian inevitablemente con el transcurso del tiempo” (art. 1.1).
En continuidad con dicha declaración, la actual propuesta Metas 2021 para la Educación Iberoamericana, actualmente como documento a debate, representa unos objetivos de ofrecer una buena educación a toda la población, con una oferta de calidad reconocida, equitativa e inclusiva. Entre otras metas, se propone (meta general quinta): “Ofrecer un currículo significativo que asegure la adquisición de las competencias básicas para el desarrollo personal y el ejercicio de la ciudadanía democrática”, lo que se concreta en incrementar el porcentaje de alumnos con niveles satisfactorios de logro en competencias básicas en las pruebas (nacionales o internacionales) que se realicen al efecto.
Competencias básicas para la vida y ejercicio activo de la ciudadanía “orientar la educación hacia el desarrollo de competencias, se convierte en una estrategia para formar personas capaces de ejercer los derechos civiles y democráticos del ciudadano y la ciudadana contemporáneos, así como para participar en un mundo laboral que requiere, cada vez más, de conocimientos amplios” CNB 2005, pág 16
El derecho a la educación se concreta en asegurar a todos los y las estudiantes el conjunto de competencias necesarias para un ejercicio activo de la ciudadanía. Los principios de equidad (Rawls) implican que toda persona (particularmente la población y alumnado con mayor riesgo de vulnerabilidad o dificultad) tiene derecho a esos aprendizajes imprescindibles de la ciudadanía, que configuran la renta básica o base cultural común. La misión primera de un sistema escolar, que tiene como objetivo la equidad, es asegurar que todos los alumnos, particularmente en contextos desfavorecidos, posean los conocimientos y competencias, juzgadas como indispensables o fundamentales. Se requiere determinar y concertar, de modo inclusivo, por medio de estándares, los contenidos y aprendizajes básicos, que hay que garantizar a todos los estudiantes de la educación obligatoria. De modo paralelo, es misión de las políticas públicas poner los medios para hacer efectivo dicho derecho, evaluando los grados de consecución y, en su caso, ofreciendo los apoyos y capacitación oportunos.
Además de una agenda de cobertura, paralelamente, es preciso tener una agenda de calidad y, ambas, con el objetivo final de llegar a una sociedad más equitativa, donde todos los guatemaltecos y las guatemaltecas puedan ejercer activamente su ciudadanía, al tiempo que contribuir al bienestar general del país. El derecho constitucional a la educación no puede limitarse a estar escolarizado, sino a garantizar que durante el proceso educativo, se van a adquirir las competencias básicas para la vida que le posibiliten al estudiante integrarse socialmente, con participación plena en la vida social y laboral, así como realizarse personalmente. Partiendo del hecho de que Guatemala es un país multiétnico, multicultural y multilingüe, no cabe, pues, considerar que se ha integrado a un alumno o a una alumna si no posee, al final de la educación escolar, en este caso del ciclo de educación diversificada, aquel conjunto de saberes y competencias que posibilitan la integración y participación activa en la vida pública.
El derecho a la educación no puede quedar limitado a la mera “escolarización”, es preciso garantizar a cada uno y a cada una el máximo de formación de que sea capaz y, en los casos más problemáticos, los aprendizajes básicos. Por tanto, todo ciudadano tiene que adquirir y poseer dicha cultura común, justamente porque es la que le permite ejercer la ciudadanía. Una escuela inclusiva está abierta a todos los alumnos y alumnas sin discriminación, conjuga la diversidad sociocultural y diferencias individuales, contribuye a una socialización intercultural. Se pretende construir ciudadanos iguales en derechos y reconocidos en sus diferencias, que tienen capacidad y responsabilidad para participar en el campo político y social, revitalizando el tejido social de la sociedad civil.
La educación para el ejercicio de la ciudadanía comienza, entonces, con el acceso a la escritura, lenguaje y diálogo; continúa con todo aquello que constituye la tradición cultural, con el aprendizaje y práctica de contenidos y valores compartidos y con su formación para el acceso al trabajo. Por eso, la ciudadanía comprende también, el dominio de unos conocimientos de base y una formación cultural amplia que permita al ciudadano analizar, pensar y criticar las propuestas sociales y políticas. Aprender a vivir juntos supone, entre otras cosas, capacidad para intercambiar ideas, razonar, comparar, que una escuela inclusiva debe activamente promover.
El enfoque de competencias básicas para la vida, desde determinados usos, puede conducir a una mayor equidad para los más desfavorecidos. Además, de modo paralelo, puede conducir a una integración social en la construcción de la ciudadanía: en una sociedad multicultural, el currículum básico se configura, en los tiempos actuales, en aquello que todos comparten. Cuando se parte de una inequidad en la educación, acentuada para determinados grupos de población (Porta y Laguna, (2007), es muy importante comprometerse –como meta– a que un núcleo común de competencias debe ser garantizado a toda la población. Un modo para reducir la desigualdad fundamental es garantizar los conocimientos indispensables y competencias básicas a los más desfavorecidos, encontrando su propia vía de éxito y realización personal.
Competencias básicas y áreas curriculares
Un enfoque del currículum por competencias exige un planteamiento integrador de los contenidos de la enseñanza. Las competencias básicas, como los ejes del currículum, no están vinculadas unívocamente a una materia o área curricular determinada, por lo que son, en cierta forma, transversales a todas ellas, en mayor o menor grado. Así, por ejemplo, la competencia para comunicarse en un medio multicultural y plurilingüe no se adquiere solo en el área de Comunicación y Lenguaje, sino en cada área curricular; y lo mismo sucede con la competencia para relacionarse y cooperar, que no debe ser de una materia o área, puesto que concierne también a toda la escuela y a la propia familia y sociedad. Esto exige un cambio de enfoque en el aprendizaje de los contenidos, de modo que conduzca a la adquisición de competencias, al tiempo que mayor interacción y colaboración entre lo que se enseña. Las competencias se pueden, entonces, convertir en núcleos integradores de los programas y experiencia escolar.
Por eso mismo, plantea problemas para integrarlas con la estructura disciplinar de división por materias o áreas, que se incrementa en el Diversificado. Por eso, para orientar a los docentes, resulta conveniente clarificar las relaciones, para evitar el peligro de que, inmersas en el currículo habitual de materias disciplinares, queden como un sobreañadido que no contribuye, sustantivamente, a modificar los contenidos enseñados y criterios de evaluación. Las competencias básicas pueden convertirse en un puente entre las metas educativas, los fines de la transformación curricular, las competencias marco, los ejes de la Reforma Educativa y del currículo y los contenidos, como conjunto de conocimientos, destrezas y actitudes (contenidos declarativos, procedimentales y actitudinales), que posibilitan desarrollarlas. El mayor nivel de integración se produce en las tareas, actividades y resolución de problemas desarrolladas a nivel de aula.
En relación con los contenidos, cada área curricular tiene unos contenidos propios, con un determinado valor cultural, que merecen ser enseñados y aprendidos, junto con el carácter de instrumento o recurso para ser competente. Esos contenidos, puestos al servicio de la comprensión del mundo, dan lugar a unas competencias específicas del ámbito, área curricular o materia. Por su parte, con las competencias básicas nos referimos a competencias transversales, que se sitúan, para no confundir, a otro nivel. Además, dentro de estas últimas, unas se orientan en competencias para la vida (autonomía, cooperar, aprender a aprender) y otras tienen un carácter más académico (matemáticas).
Los contenidos de las distintas áreas curriculares son recursos necesarios para ser competente, dado que no se puede movilizar un conjunto de saberes, si no se poseen previamente. Esto significa que un currículum definido en términos de competencias no puede prescindir de identificar los saberes que han hecho posible el desarrollo y la adquisición de esas competencias. Pero es preciso, igualmente, enseñar a aplicarlos y utilizarlos en situación, a través de un conjunto de tareas, que supongan buscar qué acciones (procedimientos) y recursos (conocimientos) se precisan para resolverlas. En este sentido, la planificación del currículum consistiría en el diseño de tareas, a trabajar en el aula por medio de un conjunto de situaciones, para las que se ha previsto los contenidos que se necesitan para que los estudiantes desarrollen las correspondientes competencias. Los recursos (de saber, saber hacer o actitudes) que cada disciplina o área puede aportar se subordinan a resolver tareas complejas (un problema o realizar una comunicación), propias de cada competencia.
Un currículum centrado en competencias puede tener distintos enfoques, que prioricen determinados aspectos. Así, desde un enfoque transversal, se incide en promover unos aprendizajes más activos, en competencias para la vida o en la interdisciplinariedad de conocimientos. Se trata, en suma, de una visión más integral del aprendizaje, que conjuga conocimientos, destrezas, actitudes y valores. En lugar de un aprendizaje centrado en la adquisición de información, se enfatiza la aplicación y utilidad de los conocimientos en determinadas situaciones similares. En la propuesta de la llamada pedagogía de la integración (Roegiers, 2007), ni los saberes disciplinares ni las capacidades proporcionan, por sí solos, una base adecuada para la integración. Son las tareas o situaciones, que unida a contenidos y capacidades configuran la competencia, la base en que se ha de buscar la integración. La pedagogía de la integración estudia “cómo el sistema puede garantizar, no solamente la articulación de los diferentes saberes entre sí, sino, sobre todo, la articulación de estos saberes en las situaciones en que deben ser movilizados, ya sea en el campo de la concepción de un currículo de enseñanza, en el de las prácticas de la clase misma o también en el de las modalidades de evaluación” (Roegiers, 2007: 29).
Planificar el desarrollo del currículum en términos de competencias no puede limitarse a los saberes, paralelamente tiene que preocuparse por las necesidades del contexto sociocultural y tareas adecuados para su utilización. Las competencias desempeñan un papel integrador, organizando los contenidos en función de lo que se espera que el o la estudiante sea capaz de hacer. Como tales, reorganizan los elementos didácticos en función de lo que se quiere que adquiera.
COMPETENCIAS
Actualmente, las competencias se entienden como actuaciones integrales para identificar, interpretar, argumentar y resolver problemas del contexto con idoneidad y ética, integrando el saber ser, el saber hacer y el saber conocer (Tobón, Pimienta y García Fraile, 2010).
Antes de dar a conocer los diferentes tipos de competencias es necesario definir ¿Qué son las competencias? en este caso, nos referimos como competencias a todos aquellos comportamientos formados por habilidades cognitivas, actividades de valores, destrezas motoras y diversas informaciones que hacen posible llevar a cabo, de manera eficaz, cualquier actividad.
Las competencias deben entenderse desde un enfoque sistémico como actuaciones integrales para resolver problemas del contexto con base en el proyecto ético de vida (Tobón, Pimienta y García Fraile, 2010).
Las competencias son un conjunto articulado y dinámico de conocimientos habilidades, actitudes y valores que toman parte activa en el desempeño responsable y eficaz de las actividades cotidianas dentro de un contexto determinado.(Vázquez Valerio Francisco Javier) ISBN:968-7854-90-1
En todo el mundo cada vez es más alto el nivel educativo requerido a hombres y mujeres para participar en la sociedad y resolver problemas de carácter práctico. En éste contexto es necesaria una educación básica que contribuya al desarrollo de competencias amplias para la manera de vivir y convivir en una sociedad que cada vez es más compleja; por ejemplo el uso de herramientas para pensar como: el lenguaje, la tecnología , los símbolos y el conocimiento, la capacidad para actuar en un grupo diverso y de manera autónoma.
Para lograr lo anterior es necesario que la educación replantee su posición, es decir, debe tomar en cuenta las características de una competencia como son: El saber hacer(habilidades); saber(conocimiento) y valorar las consecuencias de ese saber hacer(valores y actitudes)
Competencias para la Vida
• Tener capacidad de decidir y actuar con juicio crítico.
• Actuar con tolerancia hacia la diversidad cultural.
• Manifestar una conciencia de pertenencia a la cultura.
• Combatir la discriminación y el fanatismo.
Ser competente es manifestar en la práctica los diferentes aprendizajes, satisfaciendo de esta manera las necesidades y los retos que tienen que afrontar en los diferentes contextos donde interactúan los alumnos y alumnas.
La noción de competencia, referida inicialmente al contexto laboral, ha enriquecido su significado en el campo educativo en donde es entendida como un saber hacer en situaciones concretas que requieren la aplicación creativa, flexible y responsable de conocimientos, habilidades y actitudes.
Aprender a conocer, Aprender a hacer, Aprender a convivir se convierten en tres pilares de la educación para hacer frente a los retos del siglo XXI y llevar a cada persona a descubrir, despertar e incrementar sus posibilidades creativas, permitiéndole que aprenda a ser.[1]
Cabe mencionar que en México se esta llevando a cabo una Reforma Integral de la Educación Básica que pretende responder eficazmente a la demanda de formación de las sociedades actuales. Un cambio curricular basado en el aprendizaje por competencias que si bien tardará varias décadas en ofrecer sus frutos, desde su puesta en marcha en la educación primaria, apartir del 2009, ha permitido que los docentes de este nivel educativo reflexionen profundamente en relacion a sus prácticas profesionales y la necesidad de una actualización permanente que les permita ofrecer a sus pupilos una educación de calidad
Aportes de varios autores
Howard Gardner es quien establece relaciones entre Inteligencia, Aprendizaje y creatividad en el desarrollo de una competencia. Considera que es el campo ocupacional el que emite juicios de valor acerca de la calidad del desempeño ocupacional y en la medida en que un campo juzgue como competente a una persona, es probable que se tenga éxito en él. En la medida en que el campo acepte las innovaciones, una persona o su obra puede ser considerada creativa.[2]
Peter Senge ya había planteado la diferencia entre invento e innovación en su obra La quinta disciplina. el invento se hace tal cuando se demuestra que la idea nueva funciona en el laboratorio, pero la idea se transforma en innovación básica cuando se crea una empresa nueva o transforma la industria existente. Considera que para lograr una innovación en conducta humana, es preciso ver los componentes (tecnologías) como disciplinas.
Las disciplinas para el aprendizaje. Finalmente las innovaciones enfrentan al docente a un proceso de cambio de concepciones prácticas que va mucho más allá de un simple aprendizaje por acumulación de información o centrada en la adquisición y traslado al aula de nuevas técnicas didácticas.
Calidad de la educación
A través de una serie de normas, se establecen los elementos que conforman un sistema de calidad, cuya aplicación en una empresa garantiza el control de las actividades administrativas, técnicas y humanas que inciden en la calidad de los productos y los servicios. En el contexto laboral, la normalización establece a partir de una actividad de trabajo, las competencias que se ponen en juego, con el fin de desempeñarla satisfactoriamente. Las normas de competencia incluyen los logros que se deben alcanzar en el desempeño de las funciones, los conocimientos, habilidades y destrezas intelectuales, sociales y biofísicas que se requieren para alcanzar dichos logros, los diferentes contextos y escenarios laborales, instrumentos y equipos de trabajo, las actitudes y comportamientos propios del desempeño, las evidencias de conocimiento, desempeño y resultado que las personas deben demostrar en el proceso evaluativo para ser certificado como competente.
Hablar de competitividad laboral supone, desde su significado, ser efectivo (s) al desarrollar una actividad teniendo resultados palpables de éxito; con este parámetro podemos traducir la competitividad educativa como el desarrollo de actividades eficientes por parte de todos los agentes educativos con resultados en el logro, en este caso, del perfil de egreso de los educandos después de cursar la educación básica donde queden de manifiesto actitudes y capacidades para convertir en acciones concretas los pensamientos e ideas construidos.
Competencias básicas
Competencias básicas o genéricas.- Son construidas y desarrolladas según las estructuras mentales de los individuos y sirven para interactuar con el entorno social, resolviendo problemas inéditos. Una competencia como es sabido, ayuda a explotar lo que cada individuo trae dentro.
Carlos González Díaz y Leonardo Sánchez Santos (2003), identifican a las competencias básicas como: Aquellas en las que la persona construye las bases de su aprendizaje (interpretar y comunicar información, razonar creativamente y solucionar problemas, entre otras), que reafirman la noción del aprendizaje continuado y la necesidad de aprender a aprender.
Requieren de instrumentaciones básicas como la idoneidad para la expresión oral y escrita y del manejo de las matemáticas aplicadas y ponen en movimiento diversos rasgos cognitivos, como la capacidad de situar y comprender de manera crítica, las imágenes y los datos que le llegan de fuentes múltiples; la observación, la voluntad de experimentación y la capacidad de tener criterio y tomar decisiones.
Entre las competencias básicas que suelen incluirse en los pensum se encuentran la comunicación verbal y escrita, la lectura y la escritura, las nociones de aritmética, el trabajo en equipo y la resolución de problemas, entre otras.
Este grupo de competencias están relacionadas con la inteligencia lógica-matemática y la inteligencia lingüística que son la base para la apropiación y aplicación del conocimiento científico provisto por las distintas disciplinas, tanto sociales como naturales. Son el punto de partida para que las personas puedan aprender de manera continua y realizar diferentes actividades en los ámbitos personal, social, laboral y cultural.
Las competencias movilizan y dirigen todos los conocimientos hacia la consecución de objetivos concretos. Las competencias se manifiestan en la acción de manera integrada. Poseer sólo conocimientos o habilidades no significa ser competente: puede conocer las reglas gramaticales, pero ser incapaz de redactar una carta.
Las competencias en el terreno educativo tiene diversas definiciones:
- La competencia hace referencia a la capacidad o conjunto de capacidades que se consiguen por la movilización combinada e interrelacionada de conocimientos, habilidades, actitudes, valores, motivaciones y destrezas, además de ciertas disposiciones para aprender y saber.
-El enfoque por competencias tiene que ver con el desarrollo y educación para la vida personal; así como la autorrealización de los niños y jóvenes.Este enfoque no tiene que ver con ser competitivo, sino con la capacidad para recuperar los conocimientos y experiencias, aprender en equipo, logrando una adecuada y enriquecedora interacción con los otros, con el contexto social y ecológico.
Por eso entre las competencias básicas que el individuo debe desarrollar se encuentran (para México):
- Competencia para el aprendizaje permanente.
- Competencias para el manejo de información.
- Competencias para el manejo de situaciones.
- Competencias para la convivencia.
_ Competencias para la vida en sociedad.
Así logrando desarrollar todas estas competencias el individuo va a lograr un desarrollo integral.
Del aprendizaje de las matemáticas se espera que un individuo esté en capacidad de formular, plantear, transformar y resolver problemas a partir de situaciones de la vida cotidiana; razonar de forma lógica los problemas que se le presenten y comunicar de forma simbólica la solución a los mismos.
Del aprendizaje del lenguaje se espera que un individuo esté en capacidad de comprender, interpretar y producir textos, valorar la literatura y argumentar sobre la importancia de la ética y la técnica en la comunicación.
En el contexto laboral, las competencias básicas permiten que un individuo entienda instrucciones escritas y verbales, produzca textos con diferentes propósitos, interprete información registrada en cuadros y gráficos, analice problemas y sus posibles soluciones, comprenda y comunique sentidos diversos con otras personas. Además de escuchar, respetar y comprender las opiniones de las demás personas y a llegar a acuerdos comunes.
El docente debe ser capaz de explotar al máximo las competencias que tiene y va obteniendo los alumnos; ellos deben de aprender a ser competentes ante lo que enfrentan. Para lograr una buena calidad en la educación, los decentes deben de procurar que el alumno obtenga no solo aptitudes cognitivas, sino que aprenda a convivir y a subsistir en el mundo que lo rodea.
Competencias clave para el aprendizaje permanente
Las competencias clave, en tanto que combinación de conocimientos, capacidades y actitudes adecuados para una determinada situación, son fundamentales para todo individuo en una sociedad basada en el conocimiento. Estas competencias comportan un valor añadido en el mercado laboral, en el ámbito de la cohesión social y de la ciudadanía activa al aportar flexibilidad, adaptabilidad, satisfacción y motivación. Puesto que todos los ciudadanos deberían adquirirlas, la presente recomendación propone a los Estados miembros una herramienta de referencia para asegurar que dichas competencias clave se integren plenamente en las estrategias e infraestructuras de los Estados miembros y, particularmente, en el marco del aprendizaje permanente.
Competencias clave para el aprendizaje permanente
Las competencias clave para el aprendizaje permanente constituyen un conjunto de conocimientos, capacidades y actitudes adecuados al contexto. Son particularmente necesarias para la realización personal de los individuos y para su integración social, así como para la ciudadanía activa y el empleo.
Las competencias clave resultan esenciales en una sociedad basada en el conocimiento y garantizan una mayor flexibilidad de la mano de obra, lo que le permitirá adaptarse más rápidamente a la evolución constante de un mundo que se caracteriza por una interconexión cada vez mayor.
Estas capacidades constituyen también un factor esencial de innovación, productividad y competitividad, y contribuyen a la motivación y la satisfacción de los trabajadores, así como a la calidad del trabajo.
Deberían adquirir las competencias clave:
• los jóvenes, al término de la enseñanza obligatoria que les prepara para la vida adulta, en especial para la vida profesional, y que también constituye la base para el aprendizaje complementario;
• los adultos, a lo largo de sus vidas, y en el contexto de un proceso de desarrollo y actualización.
La adquisición de las competencias clave responde a los principios de igualdad y de acceso. Asimismo, este marco de referencia atañe particularmente a los grupos en desventaja, cuyo potencial de aprendizaje se apoyará especialmente. Se trata sobre todo de personas con cualificaciones de base reducida, o que han abandonado pronto los estudios, desempleados de larga duración, personas con discapacidad, inmigrantes, etc.
Ocho competencias clave
El presente marco define ocho competencias clave y describe los conocimientos, capacidades y actitudes esenciales que se vinculan a cada una de ellas. Estas competencias clave son:
• La comunicación en la lengua materna, que es la habilidad para expresar e interpretar conceptos, pensamientos, sentimientos, hechos y opiniones de forma oral y escrita (escuchar, hablar, leer y escribir), y para interactuar lingüísticamente de una manera adecuada y creativa en todos los posibles contextos sociales y culturales.
• La comunicación en lenguas extranjeras, que implica, además de las mismas competencias básicas de la comunicación en lengua materna, la mediación y comprensión intercultural. El grado de dominio depende de varios factores y de las capacidades de escuchar, hablar, leer y escribir.
• La competencia matemática y las competencias básicas en ciencia y tecnología. La competencia matemática es la capacidad de desarrollar y aplicar un razonamiento matemático para resolver problemas diversos de la vida cotidiana, haciendo hincapié en el razonamiento, la actividad y los conocimientos. Las competencias básicas en ciencia y tecnología remiten al dominio, la utilización y la aplicación de conocimientos y metodología empleados para explicar la naturaleza. Por ello, entrañan una comprensión de los cambios ligados a la actividad humana y la responsabilidad de cada individuo como ciudadano.
• La competencia digital, que conlleva un uso seguro y crítico de las tecnologías de la sociedad de la información (TSI) y, por tanto, el dominio de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC).
• Aprender a aprender, competencia vinculada al aprendizaje, a la capacidad de emprender y organizar un aprendizaje ya sea individualmente o en grupos, según las necesidades propias del individuo, así como a ser conscientes de los métodos y determinar las oportunidades disponibles.
• Las competencias sociales y cívicas. La competencia social remite a las competencias personales, interpersonales e interculturales, así como a todas las formas de comportamiento de un individuo para participar de manera eficaz y constructiva en la vida social y profesional. Esta competencia se corresponde con el bienestar personal y colectivo. La comprensión de los códigos de conducta y de las costumbres de los distintos entornos en los que el individuo se desarrolla es fundamental. Un individuo puede asegurarse una participación cívica, activa y democrática gracias a estas competencias cívicas, especialmente a través del conocimiento de las nociones y las estructuras sociales y políticas (democracia, justicia, igualdad, ciudadanía y derechos civiles).
• El sentido de la iniciativa y el espíritu de empresa, que consiste en la habilidad de transformar las ideas en actos y que está relacionado con la creatividad, la innovación y la asunción de riesgos, así como con la habilidad para planificar y gestionar proyectos con el fin de alcanzar objetivos. Las personas son conscientes del contexto en el que se sitúa su trabajo y pueden aprovechar las ocasiones que se les presenten. El sentido de la iniciativa y el espíritu de empresa son el fundamento para la adquisición de cualificaciones y conocimientos específicos necesarios para aquellos que crean algún tipo de actividad social o comercial o que contribuyen a ella. Dicho espíritu debería comportar asimismo una concienciación sobre los valores éticos y fomentar la buena gobernanza.
• La conciencia y la expresión culturales, que suponen la conciencia de la importancia de la expresión creativa de ideas, experiencias y emociones a través de distintos medios (la música, las artes escénicas, la literatura y las artes plásticas).
Estas competencias clave son interdependientes y, para cada una de ellas, se hace hincapié en la reflexión crítica, la creatividad, la iniciativa, la resolución de problemas, la evaluación de riesgos, la toma de decisiones y la gestión constructiva de los sentimientos.

(EL LUNES 9 DE MAYO LES ENVIARÉ OTRO TEXTO RELACIONADO CON COMPETENCIAS, ESTÉ PENDIENTE POR FAVOR)

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